La vuelta de la politica, la vuelta de las grandes antinomias, la vuelta del Estado, la vuelta de la puja salarial, la vuelta del PJ, la vuelta de la vuelta de los restos del General, la vuelta del Diego, de Soda, de los Fabulosos Cadillacs... con tanta vuelta dando vueltas, es necesario decirlo: en el drama nacional las "vueltas" fueron generalmente operaciones político-culturales de clausura.
Esta propensión a las vueltas quizás tenga su origen en la eficacia de aquella inagural llavada a cabo por José Hernández, cuando publica la segunda parte de su "Martín Fierro": estrategia no sólo editorial sino esencialmente política. "la vuelta del Martín Fierro" da, al mismo tiempo que una continuación de la historia, un giro fundamental : del gaucho matrero que, luego de poner en discusión y romper con la legalidad "civilizada" se va con su compañero Cruz desierto adentro a vivir con los indios, al Fierro sentencioso, mesurado y peternal que vuelve a aconsejar acerca de las bondades del trabajo y la familia hay, ciertamente, una distancia. Quizás análoga a la distancia entre el exiliado Hernández de 1871, luego de haber sido parte del movimiento revolucionario de López Jordán y el Hernández que, en el mismo 1879 de publicacion de "la vuelta", era elegido diputado por el Partido Autonomista Nacional (PAN).
(Apuntes de otoño)
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